LA VIDA EN LOS BATEYES DE LA REPÚBLICA DOMINICANA.
Las comunidades bateyanas, que
emergieron a principios del siglo XX en el marco de la industria azucarera, se
han ido transformado con el paso de las décadas a merced de los cambios
económicos y sociales, integrándose en el sistema administrativo del territorio
nacional y dando lugar a una población multicultural donde conviven población
migrante haitiana y dominicana.
En la actualidad, se estima que
existen aproximadamente 425 bateyes en el territorio nacional, donde viven aproximadamente
unas 200,000 mil personas. Según la última Encuesta Demográfica y de Salud
realizada en los bateyes del Consejo Estatal del Azúcar (ENDESA BATEYES 2007),
las condiciones de pobreza en estas comunidades siguen siendo de gran
preocupación, arrojando indicadores de bienestar que se encuentran por debajo
de los indicadores de país, tanto para el ámbito urbano como el rural. Algunos
ejemplos son el desempleo, la tasa de analfabetismo, la falta de documentación,
la desnutrición crónica y la prevalencia del VIH.
QUÉ SON LOS BATEYES DOMINICANOS
Los bateyes son comunidades dentro de
las plantaciones de caña de azúcar, que surgieron como resultado de la
migración de trabajadores, principalmente haitianos, hacia la República Dominicana
a principios del siglo XX. Desde el declive de la industria azucarera en la
República
Dominicana en los últimos veinte
años, las oportunidades de trabajo son escasas, llevando a muchos residentes
dejar estas comunidades en busca de medios alternativos para ganarse el sustento
de sus familias.
CANTIDAD DE BATEYES EN REPUBLICA
DOMINICANA
No ha existido mucha claridad en
torno a la cifra exacta de bateyes en el país que incluya bateyes públicos
(aquellos originalmente vinculados a la industria azucarera estatal) y privados.
Sin embargo, se estima que existen aproximadamente 425, de los cuales 238 pertenecen
al Consejo Estatal del Azúcar (CEA) y 186 son privados. La provincia de San
Pedro de Macorís concentra poco más de una cuarta parte de los bateyes (tanto
públicos como privados y tanto vinculados como desvinculados de la industria
azucarera). Le siguen las provincias de El Seibo y Monte Plata, que suman otra
cuarta parte. Otras provincias como Peravia, Independencia, Sánchez Ramírez y Valverde
no suman 20 bateyes entre las tres.
CONDICIONES DE VIDA
De las personas que aún viven en los
bateyes, se estima que alrededor de 200,000 viven en condiciones altamente
precarias, con acceso limitado a servicios básicos como salud, educación, agua
y servicios sanitarios.
Según la Encuesta Demográfica y de
Salud (ENDESA) de 2007, casi el 20% de los niños menores de 15 años de edad
viven sin sus padres, lo cual los pone en un alto riesgo de explotación. La
tasa de analfabetismo es del 30% y sólo el 21% de los adolescentes asisten a la
escuela secundaria. Casi la mitad (48%) de los niños menores de cinco años no
tienen partida de nacimiento. El 85% de los adolescentes de 16 y 17 años de
edad, no tienen cédula y, por tanto, tienen menos acceso a la matrícula universitaria,
programas de formación profesional y empleo formal.
Foto de Raul Zeca
De manera similar, la desnutrición
crónica es mayor en las comunidades de bateyes a nivel nacional y sólo el 36%
de los niños (de 18-29 meses) han sido completamente vacunados.
El acceso al agua y al saneamiento es
limitado y el 83% de la población carece de agua potable. El embarazo precoz es
otro problema, que afecta a un 34,9% de los adolescentes en los bateyes. La
prevalencia del VIH es mayor en los bateyes (3.2%) que a nivel nacional (0,8%),
y el uso de condones para prevenir la transmisión del VIH entre los
adolescentes es bajo.
El problema endémico de Registro
Civil que al nivel nacional se calcula en más de un 20%, se agranda en las
zonas de bateyes entre migrantes de nacionalidad haitiana y sus descendientes
nacidos en la Republica Dominicana. Esta situación no hace más que profundizar
la situación de pobreza y exclusión de estas comunidades, convirtiéndolas en blanco
fácil para abusos y violaciones a los derechos humanos, no permitiendo o
limitando su capacidad de acceder a servicios públicos y a acceder a sus
derechos.
Por otro lado, el bajo nivel de integración social a todos los
niveles de un gran grupo de población en las comunidades en bateyes, unido a
las precarias condiciones socioeconómicas en que sobreviven hace que tengan una
muy pobre estructura asociativa.
FUENTE: Reporte de Estudio Línea Base. Proyecto Inter-agencial sobre Seguridad Humana en los Bateyes de la República Dominicana (ACNUR, PNUD, UNICEF) República Dominicana, Junio 2014.
ACTUACIÓN DE ASCALA
ASCALA (Asociación Scalabriniana al
Servicio de Movilidad Humana) a dos décadas actúa en estas comunidades
bateyanas desarrollando múltiplos servicio de atención y emancipación a estos
migrantes, de acuerdo con la realidad y necesidades que componen este lamentable
escenario.
Hoy, con apoyo de instituciones, está presente
en 75 bateyes de la región Yuma e Higuamo (Este de Republica Dominicana). Estos pertenecientes a las provincias de San
Pedro de Macorís, Hato Mayor, El Seibo, La Romana y La Altagracia.
Asistencia
Legal: Asesoría Legal, Inserción
Social/Documentación, Defensa de Derechos y Promoción de la Ciudadanía.
Emprendedurismo: Seguridad Alimentaria,
Enfrentamiento a Pobreza / Inserción Productiva, Desarrollo Socioeconómico
Local.
Educación: Intervención Pedagógica/Apoyo
Socioeducativo, Desarrollo Socioeducativo, Capacitación e Inserción Social.
Servicio
Social: Atendimiento Social, Acceso a la
Salud.
En los servicios prestados, ASCALA
tiene como visión el implemento de iniciativas y acciones comunitarias en donde
las personas se capacitan y se empoderan sobre temas y actividades con miras a
la auto-sostenibilidad, a la autonomía y en general el despertar de un deseo de
superación personal que libera de la subyugación y les permite crecer como
entes sociales dándoles la capacidad de romper con las limitaciones y yugos
existentes.
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